miércoles, 2 de marzo de 2011

Reflexiones humanísticas.

Libertad, solidaridad, justicia, igualdad, respeto, tolerancia, amor... Estas, y muchas más palabras, parecen estar en bocas de muchos, pero en corazones de pocos.

Me llaman utópico, por ser optimista, y por creer en lo increible. Me llaman utópico, y...¿acaso no lo soy?

Podría describirme con varios adjetivos a mi mismo, que tan solo me describirían por palabras neutras y sin significado algúno. Pero, utópico, sería de las pocas que me hacen sentir... esperanza.

Soy un soñador, que sueña, por una meta, igual que cualquier otro soñador. Igual que cualquier otro utópico.

Soy ateo, y aún asi, creo tener más fé que los judíos en Yahvé o los cristianos en el "mesías" Jesús de Nazaret . En realidad tengo muchísima fe. Tengo la esperanza, de que exista ese paraíso del que hablan las religiones monoteístas (y algúnas politeístas) algún día, pero que no sea através de esperanzas metafísicas, ni através de la explicación religiosa, sino que exista en este planeta, en esta vida, y para las innumerables personas, que han perdido todo, y no tienen nada.

Si confíamos tanto en algo que no vemos, y con lo que no hablamos ni podemos escuchar de una forma física, ¿por qué no vamos ha hacerlo en nosotros mismo, en la humanidad?, y realmente más importante aún... ¿por qué ya no creemos en los valores citados al comienzo del texto?

Nos hemos perdido en nuestro propio laberinto, que nos ha cegado y drogado de codicia y sordera, al  no querer escuchar la verdad, y ver la realidad.

Y yo lo digo, lo escribo, lo reflexiono. Somos homínidos, seres humanos, homo sapiens sapiens, seres inteligentes, poseemos un bien muy importante, al que hemos ignorado por completo, que es la inteligencia. Poca gente se esfuerza a día de hoy en exprimirla, y utilizarla... Y esto es perfectamente demostrable, porque si realmente todos pensaramos por cuenta propia, críticamente, y utilizaramos ese bien tan importante que es la inteligencia, ahora mismo, en este momento, el mundo que nos rodea, no sería como es en la actualidad. El progreso no se puede detener, y algún día, tarde o temprano, las clases dominantes, y los culpables de las injusticias que azotan hoy en día a la población y a las clases trabajadoras y desfavorecidas, tendrán que pagar por sus actos, y asumir las consecuencias. Y permitidme decir que eso no es ser utópico, sino es tener fe y esperanza, pero no en seres superiores, ni metafísicos... sino es tener fe y esperanza, en el ser mas fascinante jamás visto: el ser humano.

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